top of page

Descubre mi diario 

Explorar

Peripecia

Foto del escritor: yuiris wooyuiris woo

Ninguno de los dos sabe que estaba buscando y un día inesperado coincidió con un match.

Allí empezó todo y el muy original con su manera de escribir le pregunta a ella

quién es esa persona desconocida y que hace aquí en su ciudad. Con muchas dudas en su cabeza ella le pregunta donde está ubicado en esos momentos y da la casualidad que visitará su hermosa ciudad Barranquilla. Al ver su nueva ruta en su camino, ella sintió que era su momento para conocerlo. E inmediatamente le compartió su número telefónico, pasaron unos minutos y él

le pregunta que está haciendo como si fuera su amigo más íntimo.


Ella sin pensarlo le comentó sobre su día y le impresiona tanto como le cuenta todas sus

aventuras en la ciudad natal de aquella chica. Ambos sintieron que debían conocerse en

persona y acordaron encontrarse un viernes en un restaurante acompañados de su amigo y su

prima. Ella es muy puntual y jamás llega tarde así que no quería dejarle una mala impresión

a aquel muchacho. Así que intentó apresurar a su prima para que llegara pronto por ella, al llegar

al lugar ella esperaba encontrarlo sentado esperándola. Sin embargo, no fue así y ella lo estaba

buscando, pero no había arribado. Mientras lo esperaba se preguntaba ¿Quién es él? Estaba

en una mesa frente a la calle y de repente vió pasar a un chico en donde solo alcanzó a ver su

barba y el movimiento de sus brazos s.


El cabello de aquella chica estaba cubierto sobre su rostro y al fondo de aquel jocoso

restaurante ella alza su mirada y al voltear ese chico miró fijamente a sus ojos y justo en ese

momento ella sintió un lindo sentimiento que en su momento ella no sabía que era. Además

de eso escucho una voz que le decía la palabra hola esperándola con sus brazos abiertos y así

regalarle su primer abrazo.


La joven se sentía tímida y no sabía cómo saludarlo así que se levantó y lo abrazó.

Inmediatamente se sentaron en la mesa del restaurante y empezaron a conocerse uno al otro

hablando con sus anécdotas sobre sus vidas. Esos jóvenes compaginaron tanto esa noche que

sus conversaciones se complementaban con otra acción que habían realizado pero desde otro

punto de vista, sus gustos en general eran muy parecidos. Mientras hablaban ella sentía que

el miraba fijamente sus brazos y nunca entendió la razón.


Ella notó que tenía una manilla muy especial y eso la hipnotizó porque tenía los colores de

Colombia en su brazo derecho acompañado de una manilla de tela que parecía de una ONG.

La chica lo invitó a su hogar para que conociera más de su cultura sin embargo ella se dió

cuenta que su itinerario estaba ocupado, aún así los invito para que supieran que tenían una amiga. Pasaron unos minutos más y pidieron la cuenta porque ella quería que

probaran jugos naturales en una frutera.


Mientras caminaban a la frutera de la Concepción, el intentó acercarse a ella y mostrarle su

cariño sin embargo ella al no estar acostumbrada trato de caminar más adelante. En realidad,

ella al igual que él quería agarrarse de las manos, pero la timidez de la joven se lo impedía. Al

llegar a la frutera ella quería que probaran comida típica sin embargo no tenían disponibles

en su menú. Pero lo más bello ocurrió cuando su jugo favorito lo compartió con él y a él le

gusto ese mismo sabor de corozo.


Aquel chico dijo que tenía un sabor parecido a la cereza y ella se reía porque sabía que no era

así. Él dijo que fueran al parque y ella emocionada aceptó porque es uno de sus planes

favoritos en su ciudad. Bajo la luz de la cuarta menguante, ellos se sentaron sobre una banca

de cemento muy cómoda. Y mientras el cielo tornaba a un tono gris oscuro la chica sintió

mucho frío por la fuerte brisa y el muy caballeroso la arropó con un tierno abrazo alrededor

de ella.


Ella solo pensaba que él tendría mucho más frio que ella. Ninguno de los dos sintió las

manecillas del reloj y cada vez era más tarde sin embargo jamás lo notaron. Él quería un

espacio único con ella y le preguntó si quería acompañarlo para caminar en los alrededores

de aquel parque silencioso. Sin pensarlo ella dijo que si, esa caminata fueron solo risas y

conversaciones amenas. Todo ocurrió en esa noche tan romántica y armoniosa en donde solo

se sentían las vibraciones de la tambora y el oleaje de la pollera colora’.


El entrelazó sus manos sobre las de ella y en ese momento ella sintió una conexión de otro

mundo algo que jamás había sentido antes. Ella quedó impactada y no entendía muy bien lo

que estaba pasando o lo que estaba sintiendo. Aun así el la hizo sentir segura y cómoda, todo

el tiempo mientras caminaban a la luz del parque. Por unos segundos se detuvieron y él se

acercó a ella, el sentimiento de ella en ese momento es indescriptible.


Era tan misterioso para ella aquella sensación que el intentó besarla, pero lo evadió por la

simple razón de sentir esa conexión con él. Entonces caminaron a su rumbo inicial del

parque, pero a él se le soltaron los cordones de sus tenis negros con detalles blancos a los

lados. Ella lo espero para seguir caminando juntos, sin embargo él se quedó un poco atrás de

ella para poder apreciar la hermosa silueta de esa chica bajo el anochecer de la Arenosa. A

medida que iban caminando, ellos se reían y no era de algo en específico sino algo genuino

entre los dos.


Luego decidieron sentarse nuevamente y él le compartió que había tenido una novia que lo

botó literalmente, en ese momento ella le dijo que el no era una cosa y no pudo decirle más. Sin embargo, ahora que pasó el tiempo se ha dado cuenta que él no es una cosa que se deja tirado como una colilla de cigarro. Más bien aquella mujer le dió el lujo de ser libre y descubrirse a sí mismo sin importar el qué dirán. Hechizados el uno del otro aparece su amigo y les comenta para pasar un rato más agradable en el hostal donde se hospedaban. Les gustó la idea y caminaron hacia el hostal y al llegar al lugar se sentaron en las bancas de una mesa rústica

muy hermosa de madera.


Él se dió cuenta que ella necesitaba su espacio porque la notó un poco tímida así que se sentó

diagonal a ella. Cada vez que hablaban la atracción era mayor y ella notó que el sentía lo mismo. Siguieron agarrando tiernamente sus manos mientras se iban descubriendo

sus almas más puras y sinceras en ese patio acogedor.


El notó que había una galleta punto rojo en la mesa y sin pensarlo la compartió con ella, una

galleta que ella ha comido desde muy pequeña y que para él era algo nuevo. La noche nunca

se detuvo para ellos, en ese momento él quería estar más cómodo así que se cambiaron de

banca y permanecieron agarrados de la mano y abrazados de una manera especial. Ella no lo

había notado, pero al sentir sus manos se dió cuenta que una de sus manos tenía un bultico.

Se quedó con la curiosidad por saber si sufrió algo, aunque ella no creía que fuera algo grave.


El no paraba de contarle muchas historias geniales a ella mientras ella se preguntaba que le

había pasado en su mano sin embargo nunca se lo preguntó. Cuando ambos se sentían

dichosos de su compañía uno de los trabajadores del hostal los interrumpió porque la hora de

visita había culminado. Lo primero que él hizo fue preguntarle a ella que dijo aquel chico

porque no había entendido muy bien y la verdad es que ella tampoco lo entendió mucho. Ambos empezaron a buscar soluciones para no darle fin a su encantadora noche sin embargo ya era muy tarde y era tiempo de marcharse.


Él le pregunto a ella que quería hacer y ella prefirió irse a casa con la intención de verse otro

día. Si salían entonces él y su amigo no podían entrar otra vez a su humilde morada. Y lo más

triste fue que a esa hora todo estaba cerrado, mientras ella buscaba un transporte en su celular,

la acompañaba a su lado.


Cuando menos lo esperaba, el abrazo con sus brazos tan cálidamente finalizado con una

palabra tan hermosa “Gracias” al escucharlo ella no entendía porque lo dijo pero después

reaccionó y le dijo que “No es nada” ella por dentro agradeció su sincera intensión sin

embargo era un agradecimiento mutuo. Después de esta inolvidable escena pasaron unos minutos y el transporte había llegado así que se dirigió al pasillo para encontrar la salida.


Ella salió junto con el sin embargo cuando llego al final del pasillo no lo vió a su lado. Lo

primero que ella hizo fue asomarse sobre un muro y despedirse con un sabor amargo de adiós

entre su pecho. El salió corriendo hacia ella a corresponderle con un abrazo tan revitalizante

y amoroso. Cuando se separaron ambos dijeron adiós y él dijo “Estaremos en contacto” al estar ella en el taxi se fue con la esperanza con volverse a ver con ese recuerdo tan inigualable que tuvo ese 5 de febrero. Ella llegó a su casa y él le pregunto si había llegado bien y luego se despidieron ambos con emojis cursis.


Aquella peripecia, se desvaneció aquel febrero.




48 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Amor a ciegas: parte II

Un día normal durante la clase de violín estaba Erea explicando las composiciones de la partitura de una canción y mientras gira hacia...

Serenillo

El despertar

Comments


Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

314-860-8449

©2021 por El diario de una barranquillera.. Creada con Wix.com

bottom of page