Me levanto por la mañana azarada con el organigrama de mi vida y atrás escucho una voz que me grita a todo pulmón Yuiris.
No sé para donde voy pero se que será algo extraordinario, pasan las horas de la mañana y guardo mis tres trapos.
Confundida hacia donde voy abro mi ventana y veo que vamos para la Samaria.
Me echo un sueño en el camino y cuando abro mis ojos veo el mar atrás de mi espalda. Con jolgorio contempló la playa y todos me miran al tiempo.
Mi estómago empieza a sonar y es el hambre que me visita en mi caminar, llega mi pargo rojo y con mucha sabrosura pasa por mi paladar.
Ahora en la orilla de la piscina veo sonreír a mi familia y ese es mi escape de mi realidad.
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