Confundida por lo que veía esa niña con luces intergalácticas y con personas que no era lo que ella solía ver en su paraíso. Aquella noche se sacudió sus harapos para ver un desfile que en realidad después se convirtió en un teatro en pleno bullicio. Para su sorpresa era una especie de carnaval pero ella no lograba entender a que estaba jugando. No había desfile, esa vaina era rara. Y bueno la barranquillerita fue adorando su fiesta. Cada día de carnaval se levantaba con la ilusión de ver algo diferente que la haga soñar con lo impensable. Una noche en su derroche de emociones alguien extraño le hablo.
Un actor le susurro al oído: << Aprende con nosotros >>.
Ella muy tímida dijo: << He visto todo lo que hacen y me ha encantado >>.
Al paso de los años esa pequeña ha logrado entender lo que en realidad es su cultura, antes había tenido la oportunidad de palparla y verla pero no en su propia ciudad. A veces le atemoriza que esos recuerdos queden en el olvido y no se dejen perder por las corrientes del Río Magdalena. Sobra y basta para decir que no es simplemente decir el origen de sus ancestros o el simple hecho de saber sobre su cultura.
Ahora no está confundida, lo único que le intriga es saber que más puede aprender como aquel día que vivió en esa carnavalada llena de talentosos actores.
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