Primero empezemos a desglosar que es una puerta? Para muchos solo es un pedazo de madera pero en la vida católica ese objeto o palabra va más allá de su verdadero significado. Una vez el libro de Juan decía 10:7 "Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas".
Todos somos ovejitas de esta tierra y somos guiadas al sendero de la salvación en todo el lapso de nuestras vidas y en muchas ocasiones nos desviamos del rebaño más sin embargo ese espíritu de amor hacia a él nos ayuda a encontrar el verdadero camino de nuestro verdadero propósito. En algún momento de nuestras vidas nos hemos preguntado si en realidad cabemos en esa puerta del cielo y lo cierto es que somos protagonistas de tener las llaves de esa puerta.
En la vida no solo es vivir por cumplir una simple meta o incluso tener dinero, va mas allá de nuestras narices que incluso inconscientemente se puede lograr entrar a la gran puerta sin ataduras en nuestras manos. Puede sonar cliché pero en realidad todos cometemos pecados y nada nos garantiza una vida plena después de la muerte pero lo que si estoy segura es que obremos y sirvamos así como lo hizo Jesús siendo dignos de su gloria. Yo no te digo que seas una persona perfecta porque tu y yo sabemos que Dios es creyente de lo imperfectamente perfecto solo acepta tus culpas y rompe cualquier obstáculo que de cierta manera sientes que te detiene abrir esa herradura de aquella puerta rústica de madera.
Si no sabes cómo abrir el corazón de Dios en ti búscalo en una iglesia, en una oración intima con él o incluso en cualquier lugar santo, el siempre está para ti y aunque no es un ser papable siempre será ese amigo incondicional que te ayudará a encontrar tu sendero. El Papa Francisco dijo una vez “En la visión de Jesús no hay ovejas definitivamente perdidas, sino sólo ovejas que hay que volver a encontrar. Hasta el ultimo momento, Dios nos busca”.
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